lunes, 23 de febrero de 2015

Porque Dios si existe

Ebeway Saldrás de esta
“La Biblia vibra con el constante toque del tambor de la fe: Dios recicla lo malo para convertirlo en rectitud. Quizás te hayas propuesto leer este libro en busca de una rápida solución a tus desafíos. «Cómo vencer obstáculos en cinco pasos fáciles». Lamento desilusionarte. No tengo una solución fácil ni una varita mágica. Yo he encontrado algo —Alguien— mucho mejor. Dios mismo. Cuando Dios está en medio de una vida, lo malo llega a ser bueno.

¿No lo descubrimos en la historia de José? Lamentablemente con contrariedades: rechazo de la familia, deportación, esclavitud, encarcelamiento. Pero él emergió triunfante, un héroe de su generación. Entre sus últimas palabras registradas está este comentario dicho a sus hermanos: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien» (Génesis 50.20).

Es un patrón que se repite a través de toda la Escritura: Mal. Dios. Bien.

El mal vino sobre Job. Tentado. Probado. Con problemas. Pero Dios contraatacó. Habló verdad. Declaró soberanía. Al final, Job se decidió por Dios. El blanco principal de Satanás llegó a ser el testigo estrella de Dios. ¿Resultado? Bien.


 El mal vino sobre Moisés. Lo convenció de dar muerte a un egipcio y liberar a un pueblo basado en la ira. Dios contraatacó. Puso a Moisés a «enfriarse» por cuarenta años. Y al final, Moisés se decidió por Dios. Liberó a su pueblo como pastor, no como soldado. ¿Resultado? Bien

El mal vino sobre David: cometió adulterio;
Sobre Daniel: lo llevaron a una tierra extraña;
Sobre Nehemías. Las murallas de Jerusalén fueron destruidas.
Pero Dios contraatacó. Y porque lo hizo,
David escribió canciones de gracia,
Daniel gobernó en una tierra extraña, y
Nehemías reconstruyó las murallas de Jerusalén. Con madera babilónica.
¿Resultado? Bien.

Y Jesús. ¿Cuántas veces en su vida terrenal lo malo llegó a ser bueno?
El posadero de Belén les dijo a sus padres que se acomodaran en el establo de los animales. Malo. Dios entró en el mundo en el lugar más humilde de la tierra. Eso fue bueno.

En la fiesta de bodas no había vino. Malo. Los invitados presenciaron el primer milagro de Jesús. Bueno.

La tormenta barrió con la fe de los discípulos. Malo. Ver a Jesús caminando sobre el agua los transformó en adoradores. Bueno. Cinco mil hombres necesitaban alimento para sus familias. Mal día para ser discípulo. Jesús transformó un canasto en una panadería. Buen día para ser discípulo.
Con Jesús, lo malo se transformó en bueno como la noche se torna en día: regularmente, confiablemente, agradablemente. Y redentoramente.

¿Ves la cruz en el monte? ¿Puedes oír los martillazos de los soldados? Los enemigos de Jesús se ríen. Los demonios de Satanás están al acecho. Todo lo malo se frota las manos con alegría. «Esta vez», murmulla Satanás. «Esta vez ganaré yo»….

Dios ve a José en ti. ¡Sí, a ti! Tú estás en el pozo. Tú con tu familia, llenos de fracasos y frustraciones. Encarcelado en tu propia versión de la cárcel egipcia. Dios te está hablando.

Tu familia necesita a un José. Un mensajero de gracia en un día de rabias y revanchas. Tus descendientes necesitan un José, un enlace robusto en la cadena de fe. Tu generación necesita un José. Afuera hay hambre. ¿Vas a segar esperanza y distribuirla al pueblo? ¿Serás un José?

Confía en Dios. Mejor, realmente confía en él. Te hará salir de esta. ¿Será fácil o rápido? Espero que sí. Pero sería raro. Dios, sin embargo, hará salir algo bueno de este enredijo.

Es su trabajo”.

Extraído del libro “Saldrás de Esta” por Max Lucado, de la editorial Grupo Nelson.

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