lunes, 9 de febrero de 2015

Aprende a vivir con amor y amistad

Una de las analogías favoritas de nuestras conferencias de Amor y Respeto es la comparación que hacemos entre mujeres y hombres con el rosa y el azul. La audiencia asiente inmediatamente, con una sonrisa de reconocimiento, cada vez que menciono que ella ve todo a través de cristales rosa y escucha todo con audífonos rosa, a pesar de que su mundo esté teñido de azul. Él en cambio, ve las cosas de manera diferente, a través de cristales azul y escucha con audífonos también azul.

A pesar de que resulta imposible resumir la Conexión de Amor y Respeto en una sola ilustración, la diferencia obvia entre rosa y azul resulta un buen comienzo. Dado que el esposo y la esposa ven y oyen de maneras diferentes, se les hace difícil decodificar las señales que se envían entre ellos. Esto desencadena el Ciclo Alienante: sin amor (la necesidad primordial de ella), ella reacciona sin respeto; sin respeto (la necesidad primordial de él), él reacciona sin amor (la necesidad principal de ella…

… No pretendemos simplemente salvar o mejorar su matrimonio. Esas pueden ser muy buenas consecuencias; pero el propósito real de mostrar amor y respeto el uno al otro es glorificar a Dios y obedecer lo que él nos enseña en su Palabra.

 Solo recientemente logré ver el pasaje clave de este libro bajo una nueva luz. Efesios 5.31–33 dice: «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser como un solo cuerpo. Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo» (NVI).

Pablo está de hecho en lo cierto cuando dice que el matrimonio es un profundo misterio. ¿Cómo pueden dos volverse uno? En matemáticas, dos jamás puede ser uno. Piénselo: ¿puede usted ver a un hombre y a una mujer convirtiéndose en una sola persona? ¿Qué es lo que puede ver en su mente? ¿Alguna clase de figura unisex? O acaso deberíamos preguntarnos: «¿Tendría cada uno que ser lo que el otro sea? ¿Cómo puede la esposa ser uno con su esposo si él debe ser uno con ella?». Decimos entonces: «Bueno, el esposo debería ser más femenino, más rosa». Pero si le da vuelta el asunto: «¿Cómo puede el esposo ser uno con su esposa si ella debe ser uno con él?». Entonces nos decimos: «Parecería que la esposa tendría que ser más masculina, más azul».

¡Pero el varón no debe ser femenino, ni la mujer ser masculina! ¿Entonces cómo logramos que los dos sean uno?

Pablo nos responde todo esto en el versículo 33. La mejor y más práctica manera de que dos sean uno es a través de la Conexión del Amor y el Respeto. La unidad se debilita, no por los problemas cotidianos, sino cuando él tiene una actitud poco amorosa o ella una actitud irrespetuosa. Dicho de otra forma, si dos personas están de acuerdo en cada decisión pero ella aún no se siente amada o si él no se siente respetado, ninguno podrá sentirse bien uno con el otro. Pero cuando el esposo muestra amor, especialmente en momentos de conflicto, la esposa sentirá que es uno con él. Cuando la esposa muestra respeto durante esas situaciones, el esposo sentirá que es uno con ella. Puede ser que el desacuerdo no sea resuelto, pero se experimentará la unidad. Cuando la esposa siente que su necesidad de amor es satisfecha, ella establece un lazo especial con su esposo. Cuando el esposo siente que su necesidad de respeto es satisfecha, él establece ese vínculo especial con su mujer. Esto puede suceder simultáneamente. Entonces sí, ¡dos se convierten en uno!

Tomado del libro del Dr. Emerson Eggerichs “Amor y Respeto” de la editorial Grupo Nelson.

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